«Si me busco no me encuentro». Una turista colabora en una búsqueda hasta darse cuenta de que la desaparecida es ella.

Imagen: ocio.elnortedecastilla.es

 

¿Saben ustedes aquello de…Dios le da cabeza a quién no tiene hombros? Supongo que haciendo referencia a los caballitos de mar o a alguna que otra serpiente…aunque ese no es el tema. Me refiero al despiste que pueden tener algunas personas cuando se trata de ellas mismas y desconocen por completo que así es. Como el caso de una turista asiática que colaboró en su búsqueda durante más de un día hasta que se dio cuenta de que a quien buscaban era a ella.

Esta divertida historia tiene su origen en Islandia, en una región de esas que resulta innombrable para aquellos que tenemos las cuerdas vocales delicadas, Eldegjá. Al parecer la joven no bajó del autobús con el resto de turistas para visitar un cañón volcánico (que nada tiene que ver con un arma militar surgida de una erupción) y el chófer al subir todos y desconociendo que se había quedado en el vehículo, contó una persona menos.

Lo mejor de todo es que en las labores de búsqueda que se iniciaron y en las que colaboraron todos sus compañeros de viaje, 50 socorristas, agentes y casi la Guardia Costera, la supuestamente desaparecida también participó sin saber que se trataba de ella. Lo que hace aún más raro el caso teniendo en cuenta que en la descripción se detallaba de quien se trataba.

A lo que yo me pregunto: ¿acaso esta buena chica de entre 20 y 30 años viajaba sola y apartada y es por eso que nadie supo de su existencia aún teniéndola al lado? ¿Acaso se quedó en el autobús para tener un apasionado idilio con Gudelfstrom, nombre que podría dársele al conductor del vehículo, y este al ver que su novia estaba sospechando con el asunto decidió eliminar a la muchacha temporalmente de la excursión y darla por desaparecida sabiendo que ni ella misma se daría cuenta de que no estaba para evitar problemas?

Sea como fuere, ya tienes que hacerte el sueco bastante, siendo asiático en Islandia, para no darte cuenta de que te buscan a ti a través de unas características físicas y una ropa determinada aún cuando te hayas cambiado de ropa. A no ser que al final la joven fuera, y me refiero a la historia de miedo que espero que todos conozcan, la muchacha de la curva y esto en realidad sólo sea una leyenda urbana más.

Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…

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